4 feb 2010

Cuentos cortos cuentan cosas largas I

A todos les anuncio...publicaré todos mis cuentos cortos...
y como decía Cortázar...los cuentos breves ganan la pelea por knock out!
Así que antes de dormir... ¡una entradita!

Este escrito es solo una pequeña muestra de lo que puede hacer la irrealidad en la realidad, tal vez algo exagerado, tal vez no, eso ya ustedes como lectores lo han de juzgar. Pero como ahora lo digo, a cada forma de ver las cosas su motivo, y en el mío, se evidencia la falta de algo, o de mas bien alguien, que si llega a ver esto, se que sabrá quien es, si entiende lo que se dice.
Al resto de lectores, les puedo decir que a veces es mejor terminar así que terminar sumido en un gran dolor.

No puedo verte

Esa mañana desperté, desperté sin despertar, pues aun me encontraba postrado encama, inmóvil como un inútil muñeco con el que lo único que hacen es jugar, jugar, ¡si!, jugar.

En medio de una jaqueca por todo lo ocurrido el día anterior, o por lo menos así se sentía mi alma, pues mi cuerpo aun no se permutaba del estado en que se encontraba.

En medio de un hedor a alcohol rancio que consumió lo consiente de lo consiente, lo consiente de lo inconsciente y hasta más.

Con un hedor a tabaco en mis ropas tiradas por el suelo y hasta en el mismo cuerpo, cuerpo que aun se encontraba tirado en el lugar de descanso en que siempre se había encontrado.

Esa mañana desperté sin despertar y creí sentir, pues no podía sentir ya que no estaba despierto, creí sentirte a mi lado, pero no lo estabas, creí darte un beso que no te di, un beso que antes no quise darte y ahora si.

Y al pensar en esto vi tu rostro y así desperté, desperté despertando sin querer despertar, pero lo importante es que desperté, y fue por ti, lograste sin estar eso que no lograste estando, y así comencé a llorar, tratando de buscarle un final a una historia que nunca le di comienzo y por eso no se lo puedo dar.

Esa mañana desperté ahora si despertando aun que sin querer despertar, sin quererlo para no pensar en el por qué la resaca y el olor a cigarro que hasta mi cuerpo penetraba esa gris mañana.

Para no pensar en ti, ni en el quien me acompañaba en ese obscuro cuarto del que no quería saber nada, pues debajo de la resaca, el alcohol y el tabaco se hallaba tu olor, ese acompañante que escogí sin motivo real, pues no quise mas estar contigo sino con el.

Y el es quien ahora me hace pensar en ti, pues lo elegí como compañero sin estimar aquello que ahora esta pasando y que me esta agobiando, aquello que con mi vida hoy esta acabando.

Eso que me ínsita a pensarte sin quererlo, pero sarcásticamente queriendo hacerlo, eso que me ínsita a ver una fotografía que encontré sin saber por qué, pero que ahora se encuentra en mis manos.

Fotografía que solo ínsita al pensarte por tener tu rostro plasmado, sino que me ínsita a querer reunirme contigo una vez más, ahora si queriendo no como antes que lo hacia por hacerlo.

Ahora solo en medio de mi sollozo somnoliento me dirijo a la cocina y busco un cuchillo, lo introduzco en mi abdomen, pero aun no te veo, aun que sigo pensándote, y lo saco y lo adentro en mi pecho, pero todavía no te veo, aun que ahora una nube blanca invade mi vista, y lo saco y voy al balcón, en su borde, tomo el cuchillo y me paro encima del barandal con la leve esperanza de poder saltar, de ir hacia adelante y no hacia atrás.

Ahora me doy cuenta, no soy capaz de saltar y por esto empuño el cuchillo y con mas cólera lo clavo una y otra vez contra mi anatomía, pero sin lograr eso que busco, sin lograr verte; allí decido dejarlo y darle vuelta dentro de mi, pero no te veo aun, por eso decido tomarlo, ponerlo en mi garganta y cortarla, allí por fin fui adelante y no atrás.

Y así mi alma deja el cuerpo en el suelo del patio delantero de la casa donde es la vecina chismosa de en frente es la primera que llega a mirar.

Ahora no soy yo el que esta en el piso y al que veo, ese era yo, me encuentro estupefacto por lo que veo sin entender el en que momento hice tanto daño a mi cuerpo, y todo por querer verte.

Y es ahora que me doy cuenta que aun no te veo, y no puedo ir atrás ahora que quiero, al darme cuenta que no puedo verte por mi muerte, que no puedo tenerte sin un cuerpo presente, es ahora que me doy cuenta que no puedo echar atrás lo hecho, pues estoy muerto y lo peor ahora si, si, si, ¡te mate!, pues ya no te puedo imaginar, no te puedo pensar, ni verte, solo por que nunca exististe y te encargaste de destruir mi vida y la de mi personaje de novela, pues es solo eso lo que eres, un personaje de novela, inerte, que no supe controlar, que creí tanto, que te di vida y te encargaste de quitarme la mía, pero lo más triste es que aun así ¡NO PUEDO VERTE!

1 comentario:

escribe tu comentario sobre lo que has leido: