4 feb 2010

Cuentos Cortos Cuentan Cosas Largas VIII

Este es un escrito digamos que para decirle a ese profesor cuanto marco mi vida y mi camino a seguir, además de ser también una analogía diría yo del por que la vida que es tan sencilla y la queremos ver así, la gente con sus mamotretos y cuentos raros la complica…
Gravedad

Camino por la cornisa en línea recta. La aritmética nunca me fue sencilla, la trigonometría algo falsa y la física algo insulsa. Cómo encontrarle sabor a manzana a la gravedad a 9.8 metros por segundo al cuadrado, cómo hacer polea para llegar al cielo, cómo entender el movimiento parabólico de un objeto distante, cómo ganar la lotería apostando a la placa de tu carro. Complicaciones de simplicidades.

Sonríe ante la vitrina, decía papá y crecí deseando el cuerpo de un maniquí mutilado y el placer de no tener orto.

Siempre con el pico cerrado observé un carnaval tras otro, un accidente de tránsito, el beso de los amantes nocturnos entre el neón de los callejones, el caminar erguido y presuroso del que busca que el tiempo no se extinga como su chequera, la mentira, la usura de amor, los monumentos convertidos en héroes, y los héroes ocultos en canciones, los ríos de sangre, el terror de los que buscan a quien culpar de sus errores.

Cuando llego al vértice encuentro con placer un ángulo de 90 grados y una cornisa donde dos ovíparas palomas pretenden copular para preservar su peste, la misma que acabó con Paris y con el tocado Luís XV de una elegante dama 20 pisos más abajo.

Dando tumbos considero mis opciones de ser un empresario o un militante de la vida eterna. Recuerdo las palabras tiesas del alambre profesor de física que repetían que todos los cuerpos ocupan un lugar en el espacio, en el mundo, que ninguno otro puede usurpar. Así las cosas y tras alzar vuelo deseo no tener alas para saborear el vacío de ser humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

escribe tu comentario sobre lo que has leido: