Cosas que se nos ocurren algo imposibles, pero que a la vez lo son…
En el velorio de un amigo
Nadie dudó que R hubiera sido el mismo quien descargó el tambor completo del arma justo en la sien. Siete veces ininterrumpidamente.
De pronto, alguien preguntó ¿cómo era posible que él mismo se hubiese disparado siete veces en la cabeza?
La concurrencia se rió de buena gana pues a todos les parecía obvio, el informe del comisario Pólvora era “básicamente claro”:
“sujeto muerto a causa del él mismo, por motivo de desesperación marital avanzada, mediante arma de su esposa comprada el mismo día del suicidio...”
- Lo oyes...suicidio – recalcó alguien entre el público
- Sí, yo sé que es difícil dudar de lo escrito, pero... ¡siete veces en el mismo punto!...Poco probable – replicó otro.
- No se diga más, lo escrito, escrito está, o quieres defender tu punto frente a la Real Academia de la Lengua – Susurró una dama polisémica que pasaba por el leaving...
- Por supuesto que no, sólo digo que dispararse siete veces en la cabeza uno mismo es algo heroico, más que epopéyico, fantástico, parece sacado de una novela inverosímil. Pero tienen razón, no tengo motivos para dudarlo y es mejor así – Respondo tratando de concluir.
- Claro que sí, mejor bebamos una copa para olvidar...lo – Dijo la esposa.
- Pero el recuerdo de R, que también muera en nuestra memoria – Digo.
- ¡Amen! Respondieron todos a coro.
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