Después de la mordida de un perro nadie se salva…

Testimonio de un secuestro, de un asesinato, y un horroroso maltrato…

Mi nombre es Lucas Tomatín Pepas y el día de hoy hablo ya desde el más allá por que del más acá un ¡chandoso me despachó! Pero bueno les comenzaré a contar mi historia de estos sucesos tan horribles que ocurrieron en mi corta vida…

Resulta que ese viernes en la noche, un joven algo escuálido y feo abrió la nevera donde me introdujo hace dos días una señora bastante maja de pelo color castaño claro, “seguro que era para algo malo” fue lo que pensé por que se le notaba que lo estaba haciendo a escondidas.

Este tipejo me tomo y me comenzó a sobar así como toda morbosamente, como quien dice ¿qué hago?, y después de cómo media hora de sobe y sobe, de míreme y míreme yo ya estaba todo asustado y todo apenado “¿Qué será lo que este me va a hacer?" Fue lo que me pregunté, sin pensar lo que me ocurriría tres días después… pero bueno… vamos en orden de sucesos para que puedan evidenciar mi sufrimiento.

Ya después de que el tipo este comió, fumó, vio televisión, habló con los amigos por teléfono y hasta con una niña lo más de linda “chatió”; llegó y me miró, abrió los ojos apenas me vio como si yo tuviera manos, y en mis manos gotas pa´ “échárselas” en los ojos. Sacó una cámara de el closet de una de las habitaciones y me cogió; el muy tranquilo me empezó a tirar al aire como pa´ ver si me asustaba, pero yo todo macho aguantando las ganas de gritar no modulé ni una sola palabra.

Cuando me dejó caer sentí como si el mundo se me fuera a acabar “mero” pero “mero” golpe el que me pegué cuando al piso fui a dar, por las gracias de este tonto; el me cogió como si nada y me puso en un muro afuera de otra habitación, con la cámara me tomo una foto, yo que pensé que quede todo feo me moví pa´ que me tomara otra y preciso me la tomo.

Bueno, hasta ahí nada grave todo chévere…pero enseguida me puso en el lavadero de la casa, donde lo único que veía era una trapera y un jabón azul, ahí me dejo ese apendejado hasta el domingo que la señora que antes me había metido a esa nevera, me cogió y me puso en todo el borde; fue hay donde comenzó mi sufrimiento, como es que me caigo y nadie se da cuenta, ¡no! ¡Lo peor!; trate de llamar la atención, pero me dejaron solo en esa parte de la casa y por más que trataba de gritar nadie podía escucharme; ya en la noche y yo sin voz de tanto gritar no logré darme a ver cuando esa señora se metió a la habitación de donde había sacado ese chico la cámara.

Al día siguiente yo todo magullado y arrugado sin energía de moverme me encuentro al abrir mis ojos con un perro de tamaño familiar que coge y me empieza a coquetear, yo de pendejo me pongo a hacerle caras creyendo que todo va en buen plan y creyendo que por fin alguien me va a levantar del piso, comienzo a movérmele a ver si se anima y me recoge; y claro el muy cabrón me cogió, ¡si!, pero con los dientes, empieza a morderme y a rasguñarme con las uñas tan largas que tenía, hasta que ¡plash!….toda mi sangrecita comenzó a salir.

Ya cuando llevaba como dos horas agonizando y después de que varias veces el animal este y otros dos perros igualitos pero de distinto color de pelo me mordieran, olieran y patearan llego el tipo ese y me vio hay en el piso, todo feito, todo acabado después de tanto trajín que me había pasado me levantó del piso y me miró como con un asco que si tuviera fuerzas le hubiera escupido en la cara. Me puso en ese muro donde me había puesto la vez de las fotos y me tomo más como todo orgulloso de que eso me hubiera pasado el muy descarado.

Me volvió a mirar, y me tiró a la basura ya donde me termine de podrir y de descomponer, ahora que ya me fui pa´l otro lado juro por mi memoria que de ahora en adelante no los voy a dejar dormir…ya me convertí en Lucas Tomatín Pepas el fantasma que los va a atormentar.