Ese elemento pequeño, aparentemente inofensivo, nulo, servicial y brillante.
Ayer perdí la paciencia y a él también.
Le he pedido disculpas, mil perdones y dedicado oraciones, pero de mí nada quiere saber.
Este lápiz lo extraña. Se consume volviendo su punta roma, meseta, plana, 180 grados, nadie.
Vuelva, acá estará bien: no visitará más el piso, ni volverá a ser pateado por Marina mi muchacha del servicio, lo juro.
Vuelva con su cuchillita amenazante que me recuerda suicidios y dolores.
Vuelva con su tornillito diminuto y su basurita encantadora. Vuelva.
Este lápiz lo extraña, no es lo mismo sin usted este Mirado h2.
Vuelva que se acaba mi claridad mental, mis palabras curvas, mis dibujos.
Mi borrador lo extraña también.
Perdí la paciencia y a usted. Perdóneme.
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